Cuando hablamos de procesos de restauración, rehabilitación o reformas en edificios, hay mucha terminología que te sonará a chino si no eres un experto del sector. Tanto es así que, llegado el caso, es posible que te pierdas cuando te expliquen todo lo que van a hacer en tu inmueble. Y, como este tipo de procesos no son precisamente baratos, es bastante importante conocer a qué hacen referencia estos términos. Sobre todo si quieres saber exactamente todo lo que sucederá y no encontrarte con ninguna sorpresa.
En este sentido, cuando mencionamos el apuntalamiento no todo el mundo tiene claro qué es exactamente. Así que, al tratarse de un procedimiento bastante común, vamos a centrarnos en explicarte en qué consiste esta tarea del sector de la construcción. De modo que si en alguna ocasión te habías preguntado qué es el apuntalamiento, no te pierdas este nuevo post.
Qué es el apuntalamiento
Si recurrimos al diccionario de la Real Academia Española (RAE) la definición de apuntalar es la siguiente: poner puntales, sostener, afirmar. Sin embargo, somos conscientes de que con esta definición no queda lo suficientemente claro. Hablamos de apuntalamiento cuando recurrimos en construcción a un sistema de puntales o postes que permiten asegurar y sostener una estructura.
Es decir, se trata de una solución utilizara para ofrecer más seguridad si aparece inestabilidad estructural, sobre todo en casos de reparaciones o demoliciones. Habitualmente se recurre a este procedimiento cuando hay derrumbes en una estructura y se busca impedir el colapso o hundimiento de la misma.
¿Es lo mismo apuntalar que encofrar o el apeo?
Ahora que ya sabes a qué nos referimos cuando hablamos de apuntalar, es buena idea que conozcas la diferencia entre apeo, encofrado y apuntalamiento. Cuando hablamos de encofrados o apeos, hacemos referencia a la colocación de armazones de diferentes materiales en una construcción o terreno. En este caso no suele haber una gran urgencia para su instalación y suelen formar parte de la previsión de una construcción.
Por otra parte, al apuntalamiento suele recurrirse cuando hay cierta urgencia. Como hemos dicho antes, es algo habitual cuando suceden derrumbes o cuando la estabilidad de una estructura se ha visto comprometida. Eso sí, en ambos casos no son trabajos aislados, sino que sirven para complementar a otras tareas como el saneamiento, limpiezas, demoliciones o derribos.
Los usos del apuntalamiento en la construcción
Para comprender todo mejor vamos a repasar a continuación cuáles solo los principales usos que tiene el apuntalamiento en la construcción. Para ello lo dividiremos todo en tres grandes apartados:
- Derribo: cuando se va a derribar una edificación se apuntalan ciertas partes para proteger los elementos del inmueble que se quieren proteger o reutilizar.
- Demolición: este caso es muy similar al derribo aunque existe una diferencia, que es que en este caso no se aprovecha nada del entorno y lo único que se busca es demoler el edificio de forma segura.
- Saneado: proceso al que se recurre para eliminar elementos sueltos hasta alcanzar una base firme o un punto seguro. Habitualmente este trabajo se realiza en cubiertas, fachadas, cornisas o revestimientos.