Cuando hablamos de inmuebles, sean del tipo que sean, el mantenimiento y la limpieza tienen un papel protagonista para que la edificación esté en buen estado. Algo que cobra todavía mayor importancia cuando hablamos de edificios histórico artísticos. Sin embargo, habitualmente existen muchas dudas al respecto de este tipo de tareas. Y no, no se solucionan con unos simples consejos de limpieza para edificios.
Para que un edificio esté en buen estado y sus propietarios puedan evitar tener que hacer costosos arreglos, la mejor opción es mantenerlo adecuadamente. Pero… ¿Qué es lo que hay que hacer exactamente y quién se encarga de ello? Sabemos que existen muchas cuestiones a las que la mayoría no sabe dar respuesta. Así que, precisamente por este motivo, hoy vamos a intentar aclararlas todas.
¿En qué consiste el mantenimiento de un edificio?
El principal objetivo del mantenimiento de un edificio no es otro que conservar el inmueble y poder prevenir su deterioro. Para ello se recurre al seguimiento, la mejora, limpieza y restauración de cada uno de sus espacio y estructuras. De este modo es posible contrarrestar a los desperfectos que surgen de la utilización del mismo y del paso del tiempo. Y esto ofrece dos grandes beneficios: mantener e incluso aumentar su valor y alargar su vida útil.
En muchas ocasiones se prefiere no realizar tareas de mantenimiento de forma periódica y se espera a que aparezcan grandes desperfectos para actuar. Sin embargo, esto no es nada recomendable ya que suele resultar más económico hacer mantenimientos cada cierto tiempo y anticiparse a problemas mayores, que suelen ser más caros de resolver.
Si hablamos de edificios de viviendas habitualmente hay que realizar un control exhaustivo de los mismos. Pero si nos referimos a edificios históricos o monumentos la conservación de los mismos suele estar sujeta a diferentes regulaciones con respecto a los edificios comunes.
Quién debe encargarse del mantenimiento y limpieza
Vale, ya sabes lo que es el mantenimiento de un edificio. Pero… ¿Quién debe encargarse de realizarlo? Lo cierto es que normalmente el mantenimiento lo realizan profesionales de diferente índole: electricistas, técnicos, empresas de mantenimiento, fontaneros… Además, también es bastante frecuente que se recurra a empresas de limpieza y, llegado el caso, a pintores para devolver su color a la fachada.
De este modo, podemos aclarar que no existe un único profesional que deba realizar el mantenimiento de un edificio. En función del tipo de tarea a realizar lo indicado será recurrir a un especialista de ese sector. Aunque en ocasiones sí que hay que optar determinados profesionales para casos concretos. Por ejemplo, si hablamos de revisiones de ascensores estas deben correr a cargo de una empresa autorizada.
¿Qué tener en cuenta sobre el mantenimiento de un edificio?
Cuando hablamos de edificios normalmente hay muchos espacios dentro de los mismos. Y esto puede hacer que todo se vuelva mucho más confuso a la hora de gestionar el mantenimiento del mismo. Por ejemplo, habitualmente los edificios cuentan con espacios privados, comunes y diferentes elementos constructivos.
Así que para que no haya dudas al respecto vamos a detallar cómo es el mantenimiento en cada uno de estos espacios. Además de aclarar a quién corresponde realizarlo.
MANTENIMIENTO DE EDIFICIOS: ESPACIOS PRIVATIVOS
Habitualmente los edificios cuentan con viviendas y espacios privativos. En el interior de estos lugares el mantenimiento corresponde al dueño del mismo, que será el encargado de corregir los desperfectos que puedan aparecer a él. Como hemos comentado antes, aquí pueden participar profesionales muy diferentes entre ellos: desde fontaneros para el caso de baños y cocinas, hasta electricistas si se trata de un mantenimiento de la instalación de la luz.
En este tipo de espacios no hay que realizar un gran mantenimiento, aunque sí que es aconsejable prestar especial atención al agua y la electricidad. De hecho, estos dos elementos suelen ser los que más problemas presentan en los espacios privados de los edificios en la mayoría de ocasiones.
El mantenimiento en los espacios comunes
Ya sabes que el mantenimiento de los espacios privados corresponde al dueño de los mismos. Pero… ¿Qué sucede con los comunes? Pues aquí corresponde a la totalidad de los propietarios del edificio. Habitualmente se recurren a figuras como las de un administrador para que se encargue de todo lo relacionado con el mantenimiento de los espacios comunes. De hecho, en los edificios de propietarios se paga mensualmente la llamada ‘couta de comunidad’. Un pago que tiene como objetivo sufragar los gastos de mantenimiento y limpieza de las zonas comunes.
Elementos constructivos
Si hablamos de los elementos constructivos, sucede lo mismo que con los espacios comunes. Estos elementos son la fachada, los forjados, pilares, huecos, puentes térmicos… Y suelen clasificarse entre elementos estructurales y compartimentadores. En este caso el mantenimiento deberá realizarlo un técnico profesional y las revisiones deben tener en cuenta los siguientes elementos:
- Estructuras.
- Cubiertas.
- Fontanería.
- Saneamiento.
- Electricidad.
- Cimentaciones: zapatas, muros de contención y pantalla.
- Telefonía y televisión.
- Sistema contra incendios.
¿Qué tipos de mantenimientos existen?
Llegados a este punto es el momento de identificar los tres grandes tipos de mantenimiento de edificios que existen. Estos son los siguientes:
- Mantenimiento preventivo: se basa en anticiparse a la necesidad de reparar un elemento y es la fórmula más utilizada en la actualidad. Con ella el seguimiento es más exhaustivo, así como el control sobre las diferentes partes del inmueble.
- Mantenimiento correctivo: en este caso nos encontramos en lo opuesto a la prevención. Es decir, se arreglan los desperfectos y desgastes del edificio una vez se han producido. Esto requiere menos trabajo de seguimiento aunque habitualmente las reparaciones suelen ser más costosas.
- Mantenimiento predictivo: la metodología predictiva consiste en llevar a cabo una evaluación periódica de una situación a corregir para determinar cuándo es el mejor momento de actuar sobre la misma.